Indignados del mundo, ¡Uníos! I. Movilización masiva en resistencia civil pacífica hacia Madrid


Hay razones para ser mucho más que optimistas. Y en esta ocasión me permito parafrasear el viejo enunciado marxista con el fin de hacer una propuesta concreta a la Asamblea General de la plataforma 15-M, “Democracia Real Ya”: emprender una movilización masiva en resistencia civil pacífica hacia Madrid.

Dada la actual situación, el movimiento flaquea en dos sentidos: 1) desgaste físico: los acampados llevan varios días en actividad permanente de discusión y diálogo, además de las labores de autogestión que le son propias, bajo unas condiciones climáticas cada vez más ásperas. 2) desgaste propositivo: habiendo llegado a un acuerdo sobre los mínimos, el debate toma una dinámica cíclica y repetitiva por haber establecido sus propios límites. Estas dos situaciones interrelacionadas tienen el efecto visible de perder número de convocados y un desencantamiento respecto a las alternativas y propuestas de la plataforma.

Por lo tanto, se ha llegado al momento en que es indispensable tomar otro rumbo de acción. Seguir y perseguir un nuevo camino que nutra nuevamente al movimiento del sentimiento de comunión y de posibilidades reales de transformación de la sociedad. Conscientes del hecho de que un modelo previo, dogmático, ortodoxo, planeado, tecnocrático, o simplemente preestablecido no es deseado ni posible, la conclusión a la que llegamos es que tenemos que seguir construyendo y aprendiendo mientras avanzamos. Pues de ahí la propuesta: avancemos. Avancemos hacia Madrid.

Esta propuesta no tiene nombre propio. Esta es la propuesta de muchos que han hecho camino y que han llegado: bolivianos que han sacado a las trasnacionales del agua de Cochabamba, cocaleros peruanos que han caminado contra los mercaderes narcotizadores de las plantas sagradas, brasileños trabajadores que se habían quedado sin tierra, profesores mexicanos sitiados en Oaxaca, zapatistas desarmados entrando al Zócalo, indígenas colombianos que han sacado los laboratorios de coca de sus territorios, campesinos ecuatorianos poniendo el pecho a los megaproyectos de explotación minera. Y tantos otros… y otros tantos muchos, que se han quedado en el camino, asesinados por el brazo armado de la clase político-corporativa: policía y ejército. En su nombre y en el nuestro propio: avancemos.

Es la propuesta de muchos que somos uno. Más que un sentimiento colectivo es un espíritu colectivo; más que una ideología en común es un sentido común. Estamos de acuerdo en el desacuerdo frente a un sistema político-económico que vive y se alimenta de nosotros al tiempo que nos excluye, hermético y ansioso. Los reclamos que tenemos son los mismos allí donde nos encontremos en este mundo olvidado de la mano de dios: queremos regir nuestro propio destino.

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